A la salida de la presentación, tanto Marisa como Mario están contentos pero cansados. Mantener las cabezas alerta y ser capaces de dar la mejor respuesta posible a cada pregunta exige mucha energía. Vuelven al restaurante donde unas horas antes habían cargado pilas, exactamente con el mismo objetivo. Como mínimo, un Aquarius.

En una primera lectura del partido, se alegran de haber dado el Go al proyecto de manera oficial, han comenzado a ubicar a los usuarios y han agendado las próximas sesiones. También han podido empezar a inculcar en su cliente algunos aspectos de la gestión de un proyecto que son vitales para llevarlo a buen puerto, y que muy habitualmente son más desconocidos, al quedar tapados bajo los titulares de precio y plazo.

Marisa tiene una agenda en la que lleva el control de todo. To-do. Es decir, de las cosas que ella tiene que hacer, y de las cosas que los demás le deben. Es la agenda más valiosa del mundo de la consultoría, aunque a la vez la más odiada. Sabe que no debe dejarla sin vigilancia porque cualquiera de sus compañeros, incluido Mario, están deseando quitársela, triturarla en miles de pedazos, y usarla de comida para peces. Control vs Flow, el eterno dilema.

Así que mientras Mario apura el segundo café, ella desenfunda la agenda y comprueba si ha hablado sobre todos los puntos del guion que había diseñado:

  • Las fases: Definición-Construcción-Pruebas-Migración-Arranque-Estabilización
  • Iteratividad: Nada se define perfectamente a la primera, nada es inamovible. Iterando se llega al resultado final.
  • Carga de trabajo: Los proyectos no los hace únicamente el proveedor. El cliente tiene un papel crucial en todas las fases, y por ello debe gestionar esa carga de trabajo. Se pueden realizar estrategias para reducir la carga del cliente y anticiparla pero aun así, ésta existirá y en determinados momentos será alta o muy alta.
  • Garantía: La garantía no es infinita. Se solicita la ejecución de pruebas y se da un “periodo de gracia” para uso “en real”.
  • Test: Los entornos de test (staging, preproducción, prepro) se utilizan para no llevarse incómodos sustos en tiempo real. Frases como “súbelo a Producción y lo probamos”, nos ponen los pelos de punta.
  • La migración de datos es crítica: tratémosla como tal.
  • No definamos requisitos en base a excepciones. Hay que ir a por los casos generales, y luego ir bajando.
  • Prioridad: Todos los participantes (proveedor y cliente) somos máquinas de capacidad finita. Definamos adecuadamente el orden de los movimientos (las prioridades, vamos), como si de una partida de ajedrez se tratase.
  • Los proyectos se miden en horas. Si se dedican más horas de las previstas a determinadas tareas, nos comemos el proyecto sin llegar al resultado esperado.
  • Manuales: La última vez que entregamos un manual de usuario de 100 páginas, lo vimos impreso y encuadernado, sirviendo de tope para que una puerta no se cerrase por el viento. Teniendo en cuenta que los proyectos se hacen conjunta e iterativamente, el manual estilo “Los pilares de la Tierra” ya no se lleva.

 Satisfecha de que ha cumplido el guion, cierra la agenda. Mario respira aliviado porque no haya revisado la página anterior, donde sabe que aparecen unas cuantas anotaciones sobre cosas que le debe. Raro será que no reciba una llamada esa tarde reclamándoselas.

 [Continua en próximo capítulo]